La voz del lumbalú
La hija de Batata (Manuel Salgado) fue una de las mayores exponentes
del folclor africano de San Basilio de Palenque
(Bolívar), comunidad afrodescendiente que en el 2005 fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Heredó de su padre, fundador y director del Sexteto Tabalá el talento y la pasión artística. Este grupo surgió en los ingenios azucareros
hacia los años 30 del siglo XX, con una fuerte influencia de los cubanos vinculados a las plantaciones. En ese ambiente de sonidos ancestrales fundidos con son cubano, crece Graciela Salgado, la única mujer que tocaba el "pechiche", sobre todo cuando celebraba el lumbalú, un ritual funerario que al decir de los expertos de trata de una tradición africana proveniente de Angola principalmente. Según la tradición palenquera, luego de morir, el fallecido regresa dos
veces al día a su casa, durante los nueve días siguientes a su muerte: a las 6:00 a.m. y a las 5:30 p.m. y es a esas horas en que se reúne la comunidad en la casa del fallecido para ofrecer el lumbalú, con el que los vivos le ayudan al recién fallecido a hacer su tránsito de la vida a la muerte.
A sus 83 años la palenquera del lumbalú dejó este mundo de a pie, luego de ser la voz
líder y única sobreviviente de la primera generación de "Las Alegres
Ambulancias", con la que recorrió el mundo cantando bullerengues,
fandangos y chalupas, muchas de ellas composiciones de su autoría, que servían también en los rituales fúnebres.
“Yo canto, porque esa es la herencia que nos dejó nuestra madre y cuando
no estoy cantando me defiendo vendieendo cocadas y alegrías para no
estar allí perdiendo el tiempo” dice Emilia Reyes, La Burgo, hija de Graciela Salgado y ahora voz principal de Las alegres ambulancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario