En el litoral
recóndito y letárgico, el litoral ausente que encarcelado en su asilamiento
extiende sus mil cincuenta y dos (1.052) kilómetros de longitud desde el
lindero de Panamá hasta su proximidad al Ecuador. Por esas tierras silenciosas
y por esos mares tranquilos pasearon aventureros y piratas de distintas
nacionalidades sus sórdidas codicias y
sus furores, y los hombres de tez negra importados del África, para el laboreo
de las minas, dejaron en ellos sus dolores y sus esperanzas junto a las
tristezas del indio avasallado. Cerca de doscientas mil almas de distintas
razas, incluidas las noventa mil que pueblan el Chocó, bregan con los feroces ataques
de la miseria y las enfermedades allí, sin desconfiar del amanecer de un día
venturoso en que su desgracia se disipe y se transforme en progreso y bienandanza.
(Sofonías Yacup,
1934. Litoral Recóndito)
Hace 81 años, el abogado y parlamentario
guapireño Sofonías Yacup Carabalí publicó estas ideas en su obra Litoral Recóndito, para denunciar la
expropiación y marginalidad a la que estuvo sometida la región pacífica desde
el siglo XVI hasta los días de existencia del autor. Yacup analizó el proceso
antropológico y económico acaecido en puertos, pueblos y poblados ribereños, para
concluir una tremenda sentencia sobre la marginalidad perpetua que acompaña al
Litoral. En palabras de Alfredo Vanín (2010) la escritura de Yacup representa “el
reclamo sostenido ante la hegemonía centralista”. La vigencia de los análisis
de Yacup hoy en día, sorprende no sólo por la constatación de una especie de
profecía cumplida, sino por el agravamiento de los fenómenos que su pluma
denunció. En la tierra de antiguos decimeros, marimberos de chonta y poetas del
mangle, hoy el terror se apodera de las noches y los días, y los ruidos de
disparos y bombas ensordecen y silencian a pueblos que otrora fueran los dueños
de la alegría del río y la ensenada.
Como ha sucedido en otros momentos de la
historia nacional, los pueblos buscan enfrentar la crueldad de la violencia
desde los recursos que sus propias culturas proveen. Algunos han dado en
denominar a estas formas extraordinarias de hacerle frente al dolor, la muerte
y el desplazamiento, procesos de resilencia.
En el año 2007 RECOMPAS (Red de Consejos
Comunitarios del Pacífico Sur) emprendió en Tumaco un proyecto educativo
maravilloso, cuyos resultados son un ejemplo real de lo que significa construir
acciones de paz en medio del conflicto. Durante muchos meses, mujeres y hombres
de las comunidades de Chajal, Tablón Dulce, Tablón Salado, Robles y Mejicano
acudieron cada fin de semana a las sedes de las escuelas rurales para
participar de sus sesiones regulares del programa Etnobachillerato, una
propuesta diseñada por líderes, docentes y colaboradores de RECOMPAS, inspirada
en los fundamentos de la etnoeducación afrocolombiana como una alternativa a
viejos problemas como el analfabetismo. Con el apoyo del Consejo Noruego para
Refugiados, lograron poner en marcha el primer modelo etnoeducativo para
adultos conducente a la titulación de bachilleres. El proceso permitió en un
período de tres intensos años, graduar a 248 personas, la mayoría de ellas
mujeres cabezas de familia. El
Etnobachillerato contó con un puñado de docentes que semanalmente se embarcaron
desde Tumaco para navegar varias horas y poder cumplir con la cita escolar de
sábado y domingo. A pesar de las difíciles y riesgosas condiciones, la cita de
cada fin de semana se convirtió en un encuentro a prueba de todo. Los
cuadernos, las carteleras y los lápices a media punta se tomaban esas aulas por
jornadas enteras de hasta 10 horas, durante las cuales se discutía sobre el
territorio y la cultura de la comunidad; se aprendía a hacer cálculo
matemático, o se indagaba sobre la pesca artesanal y su situación actual. Mujeres
con sus hijos pequeños, adultos mayores y muchos jóvenes se tomaban los
pupitres que de lunes a viernes ocupaban sus hijos, sobrinos, nietos o vecinos,
para conocer más sobre su historia y sus derechos.
Hace varias semanas Tumaco se duele en
las heridas de una guerra que no es suya, pero se libra en sus aguas y contra
la vida de sus gentes. El Etnobachillerato es otra prueba de su grandeza, ante
lo cual solo nos queda rendir tributo y aprender mucho.
http://www.elpueblo.com.co/elnuevoliberal/tumaco-lo-quemaron-la-una-las-dos/
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