martes, 21 de julio de 2015

A Tumaco lo quemaron, a la una y a las dos…



En el litoral recóndito y letárgico, el litoral ausente que encarcelado en su asilamiento extiende sus mil cincuenta y dos (1.052) kilómetros de longitud desde el lindero de Panamá hasta su proximidad al Ecuador. Por esas tierras silenciosas y por esos mares tranquilos pasearon aventureros y piratas de distintas nacionalidades  sus sórdidas codicias y sus furores, y los hombres de tez negra importados del África, para el laboreo de las minas, dejaron en ellos sus dolores y sus esperanzas junto a las tristezas del indio avasallado. Cerca de doscientas mil almas de distintas razas, incluidas las noventa mil que pueblan el Chocó, bregan con los feroces ataques de la miseria y las enfermedades allí, sin desconfiar del amanecer de un día venturoso en que su desgracia se disipe y se transforme en progreso y bienandanza.
(Sofonías Yacup, 1934. Litoral Recóndito)   


Hace 81 años, el abogado y parlamentario guapireño Sofonías Yacup Carabalí  publicó estas ideas en su obra Litoral Recóndito, para denunciar la expropiación y marginalidad a la que estuvo sometida la región pacífica desde el siglo XVI hasta los días de existencia del autor. Yacup analizó el proceso antropológico y económico acaecido en puertos, pueblos y poblados ribereños, para concluir una tremenda sentencia sobre la marginalidad perpetua que acompaña al Litoral. En palabras de Alfredo Vanín (2010) la escritura de Yacup representa “el reclamo sostenido ante la hegemonía centralista”. La vigencia de los análisis de Yacup hoy en día, sorprende no sólo por la constatación de una especie de profecía cumplida, sino por el agravamiento de los fenómenos que su pluma denunció. En la tierra de antiguos decimeros, marimberos de chonta y poetas del mangle, hoy el terror se apodera de las noches y los días, y los ruidos de disparos y bombas ensordecen y silencian a pueblos que otrora fueran los dueños de la alegría del río y la ensenada.

Como ha sucedido en otros momentos de la historia nacional, los pueblos buscan enfrentar la crueldad de la violencia desde los recursos que sus propias culturas proveen. Algunos han dado en denominar a estas formas extraordinarias de hacerle frente al dolor, la muerte y el desplazamiento, procesos de resilencia.

En el año 2007 RECOMPAS (Red de Consejos Comunitarios del Pacífico Sur) emprendió en Tumaco un proyecto educativo maravilloso, cuyos resultados son un ejemplo real de lo que significa construir acciones de paz en medio del conflicto. Durante muchos meses, mujeres y hombres de las comunidades de Chajal, Tablón Dulce, Tablón Salado, Robles y Mejicano acudieron cada fin de semana a las sedes de las escuelas rurales para participar de sus sesiones regulares del programa Etnobachillerato, una propuesta diseñada por líderes, docentes y colaboradores de RECOMPAS, inspirada en los fundamentos de la etnoeducación afrocolombiana como una alternativa a viejos problemas como el analfabetismo. Con el apoyo del Consejo Noruego para Refugiados, lograron poner en marcha el primer modelo etnoeducativo para adultos conducente a la titulación de bachilleres. El proceso permitió en un período de tres intensos años, graduar a 248 personas, la mayoría de ellas mujeres cabezas de familia.  El Etnobachillerato contó con un puñado de docentes que semanalmente se embarcaron desde Tumaco para navegar varias horas y poder cumplir con la cita escolar de sábado y domingo. A pesar de las difíciles y riesgosas condiciones, la cita de cada fin de semana se convirtió en un encuentro a prueba de todo. Los cuadernos, las carteleras y los lápices a media punta se tomaban esas aulas por jornadas enteras de hasta 10 horas, durante las cuales se discutía sobre el territorio y la cultura de la comunidad; se aprendía a hacer cálculo matemático, o se indagaba sobre la pesca artesanal y su situación actual. Mujeres con sus hijos pequeños, adultos mayores y muchos jóvenes se tomaban los pupitres que de lunes a viernes ocupaban sus hijos, sobrinos, nietos o vecinos, para conocer más sobre su historia y sus derechos.

Hace varias semanas Tumaco se duele en las heridas de una guerra que no es suya, pero se libra en sus aguas y contra la vida de sus gentes. El Etnobachillerato es otra prueba de su grandeza, ante lo cual solo nos queda rendir tributo y aprender mucho.

http://www.elpueblo.com.co/elnuevoliberal/tumaco-lo-quemaron-la-una-las-dos/ 
 

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